El paseo de los miércoles

En esta continua itinerancia interina que es mi vida laboral he encontrado un nuevo reto, o casi debería hablar de un regalo. Los miércoles el horario me da un respiro y puedo comer con R. o volver a casa andando (ocho kilómetros, dice Google), recorriendo partes de mi ciudad por las que nunca había pasado, mirando las cosas desde otro sitio, descubriendo nuevos rincones, a veces barrocos, llenos de graffiti, otras veces planos, casi diría que vacíos, ausentes... Las imágenes de esta entrada son de un miércoles de hace un par de semanas. Y (disculpen la osadía), están hechas con el móvil.

Nuria Mora | Boris Hoppek || Más que arqueologías

Vale que a veces es sólo para convencerme de que eso que pensaba que tenía que hacer ya mismo no urge tanto como creía, pero a menudo me digo a mí mismo que las cosas necesitan su tiempo y que, como decía aquel, la prisa mata. Ocho meses ha tardado Nuria Mora en volver sobre dos de sus piezas en Lavapiés, pisadas entonces bajo quién sabe qué extrañas motivaciones. Como en aquella otra ocasión, ha puesto su granito de arena Boris Hoppek, quien de paso ha dejado en el barrio otro par de piezas propias. A mí todo esto me viene muy bien para hacer (o actualizar) una de esas arqueologías que tan loco me traen. Va.

Noviembre de 2013

Casi diez años llevo aquí sentada, moreno...

Abril de 2004. Buscando en el disco externo apareció esta oveja negra de ONG, que aún se intuye a día de hoy.

2006...

2011...

2012...

[esta imagen: R2hox / Arte en la calle, ¡gracias!]

2013...

Noviembre de 2013

Agosto de 2012

Marzo de 2013

Y las piezas prometidas de Boris Hoppek...

Identidades || Miguel Palomino en La galería de Magdalena

La verdad es que ya andaba yo con algo de mono, así que volver a Príncipe hace dos domingos tuvo mucho de pequeño subidón. Iba a ciegas, sin conocer el trabajo de Miguel Palomino, y sus fotografías, expuestas sobre la valla de obra y organizadas en series bien distintas, me produjeron un curioso efecto: mientras me resultaban muy atractivas las pertenecientes a Espejo, eran precisamente las que menos me acababan de cuadrar como objeto, con lo que acabé llevándome a casa dos Soledades, una para mí y otra para Alberto y Victoria. La documentación recoge el momento, el rato, el proceso de la expo en La galería de Magdalena. Sólo a posteriori he entrado a ver el trabajo de Palomino, y entonces sí que madre mía...